Sunday, 27 January 2008

Cuartoscuro

Todo empieza perdiendo los pies, las manos, la punta de la nariz, tropezando con uno mismo hasta que el sumergimiento tibio en la obscuridad termina como un beso, con los ojos abiertos y la realidad al revés.

Me da miedo que el romanticismo de estar en el cuarto obscuro (bendito útero, génesis de imágenes) se transforme un día en tranvía: anacrónico, olvidado, inútil. ¿Pero cómo no querer ser fotógrafo cuando de repente un par de ojos aparece en el papel y te miran desde el fondo acuoso, no para volverte ajolote, sino para decirte que la fotografía te busca a tí, no al revés?

Esto de tomar tus manos, hacer un cuadro y ver "más allá" provoca una especie de rush - el mundo de repente se vuelve sensible y hay tanta belleza que Sócrates enamorado, yo enamorada, qué linda banqueta, qué helado tan estético, qué uñas de mis pies tan rojas, qué bueno, qué arte, qué bien.

La foto debería ser parte de un curso de humanidad.

-Para Carlos LK.

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